Durante años he buscado algo.
Algo nuevo, algo raro.
Algo que me quitase el sueño.
Después llegas, ofreciendo nada.
Sin promesas, sin futuro.
Nada más llegas con un pie fuera.
Y nada.
Yo no sospechaba que la nada pudiera ser tan acogedora.
Poder descansar haciendo nada, pensando en nada.
Nada más hablando.
Nadie nunca nos había dicho que lo bueno existe en la nada.
Y que todo es perfecto nada más.
Se siente tranquila la nada.
Y de nada que me ofreces lo he tomado todo.
Gracias a nada he aprendido mucho.
A tocar todo, sin romper nada.
A dar de a pocos, sin tomar nada.
Nada más que el momento.
Y el contigo tener nada.
Nada somos, y así se queda.
Y todo esto significa nada.
Otro poema que te escriben.
Nada.
Otro paso mío sin efecto.
Nada.
Un par de besos sin recuerdo.
Perdidos en la nada.
Lo mío, nada más es un sueño.
Y un sueño produce nada.
Nada más existe lo nuestro.
Y lo nuestro se pierde en la nada.
Nada te encuentro y de ti nada espero.
Como nada me gusta, me gusta la nada.
Y ahora estas de regreso.
Suerte que te deseo.
Al mundo donde tu todo era proyecto.
Arriesgándote a buscar sin encontrar nada.
Y si nada encuentras, eso es bueno.
Yo aquí te espero.
Cuidando lo que tengo.
Nada.
Cuidando lo que me diste.
Nada.
Es cuestión de perspectiva.
Mi todo, tu nada.
Para ti ningún esfuerzo.
No sientes nada.
No quieres nada.
Para mi ningún agravio.
Mi todo, tu nada.
Gracias por esto.
Gracias por nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario