Recorro el corto camino desde mi habitación hasta mi carro, recorriendo con la mirada todo alrededor con fuertes esperanzas de encontrar una botella que explicara tanto el vacío en mi cabeza como el dolor de esta. No encontré nada y mi carro estaba estacionado perfectamente, algo no huele bien.
Me subí al carro y encendí la ignición, revise la gasolina y aun tenia medio tanque, mas de lo que necesitaba para llegar a la tienda. Tras una conducción relativamente corta mi dolor de cabeza empeoro pero amenos había llegado a la tienda. Compre una cajetilla de cigarrillos fuertes y una caja de medicina para el dolor, sonreí a la cajera y me devolví a mi carro.
Me tome las pastillas sin agua, una habilidad que siempre había atesorado y regresé a mi hogar.
Al bajarme del carro pensé que había sido afortunado de haber llegado bien a casa pues según me indicaba mi falta de equilibrio, había tomado mas pastillas de las que debí. Fui a mi habitación y me acerque a mi ventana para darme el bien merecido gusto de fumar el primer cigarrillo de la cajetilla.
Siempre hay algo extraño en el primero, es como si supiera distinto, mas puro.
Abrí la ventana y solte el humo contenido en mi cuerpo, mire atraves de ella hacia toda dirección que me fuera posible, entonces lo vi, me acorde de todo lo ocurrido en la noche anterior, termine el cigarrillo y tome un respiro.
Morir ahorcado fue mas doloroso de lo que me esperaba.
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