Le abro la puerta a mi novia, ella se sube al taxi y me subo momentos después. Le tomo la mano y miro al hombre en el asiento de adelante, le doy la dirección del hogar de mi compañera y el asiente. Pongo la mano alrededor de su hombro, ella apoya su cabeza en el mío y me da un beso tímido que me alegra recibir. Le veo la cara, hermosa como ella sola y le toco los labios con mis dedos. El taxista anuncia la llegada; le pido que esperara unos minutos y el vuelve a asentir, la llevo a la puerta de su casa me despido de un beso y me subo al taxi otra vez. En esta ocasión le doy la dirección de mi casa.
-Su novia es bonita, me dice con confianza y yo sonrío con orgullo.
-Gracias, respondo, no se imagina lo difícil que fue conseguir que saliera conmigo.
-¿enserio? me pregunta el hombre y yo le comienzo a contar nuestra idealizada historia de amor, eso es lo que me gusta de los taxistas, les puedes contar todo y ellos por mucho te llegan a juzgar, pero nada mas.
Me bajo del taxi, pago la cuota y entro a mi casa.
Me subo al taxi con los libros de la universidad, saludo al taxista y el me responde con un gesto, vamos a la universidad del centro le indico y el asiente con la cabeza. Pongo los libros a un lado y descanso la cabeza sobre mis manos.
-¿Algo anda mal? me pregunta el taxista interrumpiendo mis pensamientos.
-Nada, respondo y el vuelve a asentir. Creo que los taxistas asienten mucho. Miro por la ventana y pregunto en voz alta ¿porque todo se desmorona al mismo tiempo ah?, el taxista me mira por el retrovisor y devuelve la mirada al camino.
-No se porque decidí estudiar derecho, es mucha disciplina para mi, digo insistiendo en hablar. Y ademas Camila me dejo hoy justo el día en el que tengo parcial. El taxista me mira de nuevo y me comienza a hablar, me cuenta de un dios y de como esto es lo que el quiere que pase. Me es difícil estar de acuerdo pero bueno no pensaba discutir con él. Llegamos a la entrada de la universidad, me bajo y pago la cuota, el hombre del taxi me desea suerte y se aleja en su vehículo.
Me subo al taxi velozmente para evitar mojarme con la lluvia, la gente me criticaba que mi pelo estaba muy largo para un hombre de cuarenta años pero hasta ahora no me había molestado, pero mojado si no lo podía soportar. Mire por la ventana ansioso mientras tocaba una arrítmica melodía con mis manos y pies. ¿A donde? pregunta el conductor del taxi y me doy cuenta de que no tengo respuesta para él.
-Lleveme a un bar bohemio, el que sea hoy hay que celebrar. Le respondo.
Se enciende el motor del taxi y las figuras en las ventanas se empiezan a mover.
-¿Celebrar por que?, pregunta el hombre del taxi con seguridad.
-Hoy renuncie a mi trabajo en la firma de abogados, respondí conteniendo la emoción, quiero volverme escritor. El conductor del taxi asintió.
-¿Que le parece esta historia para un libro? le pregunto ansiosamente, un abogado que tiene que defender a su escritor favorito cuando es acusado de homicidio.
-Supongo que lo leería si me lo regalaran, respondió el taxista honestamente. Supongo que un taxista se puede dar ese lujo, pensé, después de todo nunca me volverá a ver y este es su carro.
-Este es el bar, dijo el taxista mientras apagaba el motor. Me bajé del vehículo y pague el precio indicado para entrar al bar sin planear salir en poco tiempo.
Llego a mi casa y parqueo el taxi en el mismo lugar de siempre, apago el motor, me bajo y cierro las puertas con llave. Entro a mi casa y veo a mi esposa dormida en la cama que se encontraba en medio de nuestra única habitación.
-¿Como te fue hoy? me pregunto murmurando en el momento que me acosté junto a ella.
-Muy bien, respondí. Hoy fui un joven con una novia bella, un estudiante de derecho y un futuro escritor.
-Que bueno, me respondió. pero ya paso, duerme y se mi esposo por el resto de la noche.
Sonreí y la abrase, me pregunto que pasajeros tendré mañana, que historias llegare a tener.
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