domingo, 9 de octubre de 2011

Entre humos y besos

Desperté, después de un sueño en el que dormías junto a mi.
Miré a ambos lados buscando sentirme feliz, pero al no encontrarte me arrepentí. Me arrepentí.
Desesperé, y fumando un cigarillo agrio enloquecí; vi tu cara formarse en el humo despidiendose de mi.
Al contacto con mi mano se desvaneció, dejandome solo con una colilla consumida y un encendedor. Cubrí mi cara con mis manos, intentando esconderme de la locura que me acechaba, pero mis dedos olían a ti.
Sentí frustración pues mi cigarro anterior no pudo ser fumado, tu cara en el humo fue una gran distracción.
Prendi otro con los ojos cerrados, no confiaba en lo que estos llegarían a mostrar, la colilla sabia a tus labios, y el humo a tu aliento tan particular. La sorpresa me llevo a atorarme, a toser sin siquiera lograr respirar. Mire alrededor aferrando de un muro, tu olor me había mareado aunque no se de donde provino.
Quise darle otro toque al cigarillo, pero no estaba en mi mano, ya no mas. Seguí un camino de humo con la mirada y su fuente era el cigarrillo extraviado, este reposaba en tu mano, gris como el humo que soplabas después de apretarlo contra tus labios, no recuerdo nunca haberte visto fumar, pero con cada toque tenias mas vida, casi parecía que podría jugar con tu pelo sin que desvanezcas frente a mi. Pero no lo hice, preferí verte sentada ahí del color azul y gris del cigarro, del color que me hacia descansar.

Vi que tu cigarillo se apagaba, me dio miedo perderte una vez mas así que abrí una nueva cajetilla, y te ofrecí su contenido, me sonreíste pero no tomaste ninguno. Tus manos se comenzaron a desvanecer, ansiosamente prendí otro cigarro, y tus extremidades comenzaron a reaparecer, lo tomaste en tu mano y le diste una larga calada y me sonreíste otra vez. Escuche tu voz llamando, sonaba como chispas saltando y como fuego en papel. Viste mi pelo y me diste un halago, me hiciste sentir bien. Inmediatamente prendí otro cigarro, le di un toque y tu al tuyo le diste uno también, lo siguiente que sé es que nos besamos y el humo de mi boca se sumaba al de tu piel, acto seguido te tome de la mano, sintiendo por primera vez en un tiempo que todo estaría bien.

Pasan los días, meses y años, me acuesto en mi cama inmovilizado por el dolor. Fumo un cigarro sin importar lo que diga el doctor, después agarro tu mano y me muerdo el labio controlando el creciente dolor. No te sorprende el cancer de pulmón me dices, fumando cuatro cajetillas al dia no era mas que esperar al primer ardor, pero te digo que no me importa, conmigo has estado por el humo exhalado, no me importa que solo seas una ilusión. Me miras, grises tus ojos, azul humo tu corazón, negro quemado tu pelo, y tus labios del color que tiene el fuego en pleno ardor. Me das un beso de despedida, como el ultimo que tu forma real me brindo. El humo entra en mi cuerpo y lo contengo, hasta que tu esencia detiene mi corazón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario