lunes, 19 de noviembre de 2012

A mí nadie me explicó

A uno de pequeño realmente no le enseñan nada.
Bueno, de pequeño te enseñan que no sabes mucho, pero no te enseñan nada más.
No le enseñan a uno por ejemplo, que una persona a la cual nunca has visto más de tres veces en tu vida.
En un sueño puede aparecer acariciando tus manos y sonriendo.
Mientras creces, me he dado cuenta. Nadie realmente te advierte que no debes mirar a una desconocida a los ojos directamente.
Y más importante, nadie te explica que hacer si ella mira a los tuyos durante el mismo tiempo.

Uno crece y la verdad nadie le explica nada a uno.
Nadie da motivos del porqué esto es así.
Cualquier hombre perdería su tiempo, si se sentara a esperar a un sabio al cual pudiera preguntarle porqué no le gusta que alguien le guste de verdad.
Ese sabio no existe.
Ese sabio no existe porque uno envejece para darse cuenta que nadie nunca le explicó nada a uno.
Nadie puede explicar eso que no conoce, y nadie conoce mucho porque en ningún momento aprendemos a vivir.

No se puede aprender a vivir.
¿Cómo aprender a vivir, si cuando conoces la mirada de algunas personas en específico olvidas como respirar?
Vivir consiste en muchas cosas. Vasos, camas, medias, papelitos con palabras de amor, cigarrillos y pasta de dientes.
Vivir consiste en una sola cosa, una cosa con muchas formas de decirse.
Seguir adelante, aprender del pasado, jugar de vez en cuando, encontrar sonrisas, enamorarse de cosas pequeñas.
Vivir es no morir y nada más.

Uno está muriendo y uno se da cuenta que nadie le enseñó a morir.
Uno se da cuenta que el instinto no existe y que siempre hemos estado solos.
Pero también uno se pone feliz de que nadie le haya dicho.
Que solo estando solo podemos encontrar compañía.
Solo al solo se puede acompañar.

Mierda, yo no sé que es la vida, a mí nadie me explicó.

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